viernes, 30 de junio de 2017

N°12: EL ÚLTIMO REGRESO DE PERON (Cap.3)

                                           VOLVAMOS A LA POLÍTICA              

                                     

1971- Gral. Roberto Marcelo Levingston en su breve paso por el gobierno, trató de llevar adelante un proyecto propio apartándose de su mentor el líder del ejército y Comandante en Jefe,  Alejandro A. Lanusse.                                  
   
    Pero la situación del país se tornaba cada vez más crítica; las protestas populares y el accionar de la guerrilla crecían en intensidad. El ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) de ultra izquierda, Secuestran empresarios ligados a las multinacionales, los Montoneros como ya lo mencionáramos asaltan comisarías robando armas, y bancos para hacerse de dinero. Los comandantes de las tres fuerzas deponen a Levigston y el 26 de Marzo de 1971 el Jefe del Ejército Alejandro Agustín Lanusse, asume la Presidencia, en un clima totalmente desfavorable. Cada día Perón sumaba más adictos incluso los intelectuales que habían sido críticos, ahora apoyaban el movimiento: actores, cantantes, artistas en general. A principio de 1970, Perón había encargado al joven Rodolfo Galimberti, la creación en todo el país de la Juventud Peronista (JP), en pocos meses este movimiento se convertiría en una fuerza poderosa por su magnitud y organización. (Aclaración: La J.P. fue un movimiento político, no armado)                             
NOTA: En algún momento nos ocuparemos de Galimberti, (el loco Galimba) como lo llamaban, este personaje; audaz, carismático y temerario, tendrá un protagonismo fundamental en los años venideros.               
                                 
    A todo esto los Montoneros intentaban ser parte del movimiento. Pero Perón no estaba convencido, les desconfiaba, especialmente a  Mario Firmenich. El tiempo le daría la razón. 

      El General Lanusse, el militar más astuto y político de su generación, comprende qué la única manera de salir del atolladero en el que están metidas las Fuerzas Armadas, es negociar con Perón. Para ello manda secretamente a Madrid al Coronel Cornicelli. El viejo caudillo lo recibe, le hace el juego y a los pocos días divulga el encuentro, burlándose dice “me vino a ver un tal Coronel Vermicheli”.              
            
    Aquí comienza una partida de ajedrez-truco-poker, o como quieran llamarlo; entre Lanusse y Perón.

   En Marzo de 1971 El Gobierno de Lanusse anuncia: El Gran Acuerdo Nacional. Este acuerdo consiste en convocar a elecciones Nacionales sin proscripciones para el 11 de Marzo de 1973. Luego de 58 meses de la disolución de los partidos políticos, se rehabilita la actividad política y sindical.     
                                            
    El 13 de Abril 71 la plana mayor de la CGT encabezada por José Ignacio Rucci (tener en cuenta este nombre que tendrá gran relieve en los años venideros) concurren a la casa de gobierno a entrevistarse con el nuevo presidente.

     El 3 de septiembre el Brigadier Silveira  embajador Argentino en España en una íntima ceremonia hace entrega a Perón de los restos de Eva Perón. Los cuales permanecieron desaparecidos durante 17 años y enterrados en 1957 como NN en un pequeño cementerio de Italia.

(PARA NO PERDER LA CRONOLOGÍA DE LOS ACONTECIMIENTOS LA CEREMONIA CON LA ENTREGA DE LOS RESTOS DE EVA PERÓN, POR SU TRASCENDENCIA, LO TRATAREMOS EN NOTA APARTE)                                                                                                            
    Mientras el Gobierno condenaba el accionar de la guerrilla y presionaba para que Perón también se pronunciara al respecto, por el contrario este se refería con el eufemismo de las “Formaciones Especiales” a los muchachos que golpean a la dictadura.            

      Dentro del Gran Acuerdo Nacional el  Gral. Lanusse en la Cena de Camadería de Las Fuerzas Armadas anuncia las reglas del Juego Limpio: establece que el  proceso de Institucionalización del País, culminaría el 25 de Mayo de 1973 cuando el poder esté en manos del pueblo. Y aquí el punto más importante; todo ciudadano que aspire a un cargo electivo deberá estar presente en el país, antes del 25 de Agosto de 1972, y deberá residir permanentemente en él, hasta después de la asunción del nuevo gobierno.

      La intención de Lanusse era clara, sabía que Perón difícilmente volvería antes del 25 de Agosto y no por motivos de seguridad. Una parte de esencial del liderazgo consistía en ubicarse por encima de todas otras personalidades. Y venir antes el 25 de Agosto hubiera significado para él, un incalificable acto de humillación.
       
      Perón, mueve una ficha, despide al que hasta ese momento era su representante Daniel Paladino, que tenía más que un buen diálogo con los militares (Perón dice que en lugar de representarlo a él ante los militares, representaba a los militares ante él) y designa a Hector Cámpora como delegado personal, un hombre de total fidelidad que fuera Presidente da la Cámara de Diputados en los viejos tiempos además de ser muy querido por Evita. Y también designa como Secretario General del Movimiento Nacional Justicialista, al joven Juan Manuel Abal Medina, hermano de Fernando Abal Medina el jefe Montonero muerto en Williams Morris. Si bien Juan Manuel no era guerrillero, la cercanía con los grupos radicalizados no dejaba de irritar a las fuerzas armadas como también, el remplazo de Paladino cortaba el más que amistoso diálogo.  
Hector Campora (izq.) posando junto a Evita y Peron.

   Lanusse suspende la Personería Gremial de la CGT por haber incursionado en el campo político con declaraciones partidistas.

    Perón aduce que sigue siendo proscripto y que no le permitirán volver al país. 
Lanusse  le responde que  tiene todas las garantías para volver cuando quiera, pero cumpliendo con lo dispuesto en el artículo del juego limpio de estar en el país antes del 25 de Agosto, pero que en realidad no se anima, rematando con la famosa  frase, “no le da el cuero”.

     En la controversia Lanuse quiere que venga y terminar con el mito pero no proscribirlo directamente porque de esa manera Perón se quedaría tranquilamente en Madrid en su rol de víctima, manejando los hilos de la política argentina como en los últimos 17 años.  Pero un acontecimiento inesperado vino a enturbiar las aguas más de lo que ya estaban ¡TRELEW!  

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